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¿Qué es Aikido?

Aikido es un arte marcial Japonés, desarrollado por el maestro Morihei Ueshiba (1883-1969). Su estructura técnica está basada en varias artes marciales tradicionales japonesas que el fundador practicó durante su infancia y juventud.

A través del estudio profundo de dichas técnicas, Ueshiba logró una síntesis basada en movimientos circulares que buscan neutralizar al oponente con el menor daño posible para ambas partes. Además de sus estudios marciales, Ueshiba fue introducido a estudios filosóficos y religiosos desde pequeño por su padre. Ya adulto, adhirió al Sintoísmo, más exactamente la rama Omoto, la cual concebía la paz como eje fundamental de la vida humana. Esto lo llevó a replantear todo lo aprendido en su carrera marcial.

"En la búsqueda de la perfección física, mental y espiritual del ser humano, a través del entrenamiento, la auto-reflexión y la práctica continua"

El maestro Ueshiba concluyó que el verdadero espíritu de las artes marciales no reside en el combate o la competencia deportiva, donde el orgullo y el ego se potencian; poniendo énfasis en la búsqueda de la perfección física, mental y espiritual del ser humano, a través del entrenamiento, la auto-reflexión y la práctica continua.

El nombre de Aikido le fué otorgado a este arte en el año 1942 y tiene como significado “el camino de la armonización de la energía”. El concepto de camino “Do” en este nombre debe ser entendido como vía de perfeccionamiento y la energía “Ki” comprende al aliento creador del universo y de cada uno de los seres que en él habitan, “Ai” es armonizar, entendiéndose aquí que el objetivo es lidiar con las discrepancias de la vida y los sentimientos a veces ambiguos que ellas nos despiertan.

Para lograr este objetivo de armonización de las energías tanto personales e internas así como las circundantes y externas, las clases de Aikido deben desarrollarse en una atmósfera de calma y concentración, propiciando la camaradería entre practicantes. Es con este mismo fin que los participantes de una ejecución técnica no son concebidos como contrincantes sino como coejecutores que se concentran en el correcto fluir de sus energías, opuestas y complementarias. De esta forma el practicante comienza intuitivamente a comprender el conflicto ya no como una cuestión de ganancias o pérdidas personales, sino como un natural devenir de la energía que sostiene este universo.

A través de esta percepción intuitiva el practicante persistente podrá empapar su propia vida de esta impresión y enfrentar los acontecimientos y contrariedades de la misma con mayor naturalidad y eficacia en los resultados. Por todo esto el Aikido puede ser practicado por personas de todas las edades y por ambos sexos en conjunto.

- Nicolás Urrutia Sensei